Asociación AG Bell International: locales contra el ruido
Los ruidos excesivos pueden perturbar el ambiente del local y la experiencia de los clientes. ¿Cómo evitarlos? Con estos sencillos y prácticos consejos.
Es un mal común a muchos bares y restaurantes: el ruido en la sala es tan alto que los clientes elevan el tono de voz hasta que roza el grito. ¿Se debe a que los españoles son los europeos que hablan con más volumen? La respuesta no está en los tópicos, sino en el ambiente acústico de cada local.
Igual que la decoración es una pieza fundamental del bar o restaurante, el sonido ambiente también lo es; por eso, es importante generar un espacio acústicamente agradable. La iniciativa Comer sin ruido persigue, precisamente, ese objetivo: conseguir que los bares y restaurantes españoles bajen el volumen. ¿Misión imposible? Más bien, cuestión de pequeños grandes gestos.
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“La gastronomía es una experiencia de los sentidos, y el ruido perjudica al placer”. La frase es del chef Ramón Freixa y la recoge en su web AG Bell International, una organización que trabaja por mejorar la vida de las personas con discapacidad auditiva y la promotora, también, de Comer sin ruido.
A priori, hacer de un local un lugar acústicamente agradable puede parecer complejo, así que conviene analizar este fenómeno por partes.
¿Cómo es un local acústicamente agradable?
En primer lugar, se debe conocer el término confort acústico, que hace referencia a esos ambientes sonoros agradables, en los que es posible mantener una conversación, leer un libro o incluso trabajar. Confort acústico no siempre debe ser sinónimo de silencio absoluto, pues este puede llegar a incomodar a algunos clientes, pero se tiene que hallar el punto medio entre silencio y contaminación sonora.
¿Cuáles son los beneficios de un espacio con confort acústico?
Por un lado, generando un ambiente acústicamente agradable se potencia y facilita la conversación entre los clientes, especialmente entre aquellos con discapacidad auditiva. Para las personas que emplean audífonos o implantes cocleares, la escucha es posible en espacios tranquilos y si se sitúan, aproximadamente, a un metro de distancia de su interlocutor. Apostando por un local donde los ruidos no sean protagonistas se integrará mejor a las personas con discapacidad auditiva.
En segundo lugar, el ambiente acústico es una variable que tienen en cuenta cada día más clientes: en la era de las reviews y de guiarse por los comentarios en una red social, todo cuenta. Si hay vagones de tren sin ruido, ¿por qué no iban a reclamar los consumidores que esta tendencia llegue a la restauración?
Además, AG Bell International cuenta con su propio listado de locales sin ruido, toda una guía para quienes tienen este requisito como clave en su toma de decisiones. Si tu local cumple, al menos, tres de los requisitos de la organización, puedes sumarte a su comunidad de restaurantes y bares en los que Comer sin ruido; tan solo necesitarás inscribirte.
¿Cómo crear un local así?
Las soluciones al ruido son abundantes. Algunas requieren de intervención en el local, pero otras, simplemente, de cambios en la actitud del personal, de instalar soluciones sencillas o de emplear algunos accesorios.
Ruidos del exterior
Aunque se quiera apostar por un local sin ruidos molestos, difícilmente se podrán controlar los sonidos procedentes del exterior, como el tráfico, los transeúntes o la carga y descarga de mercancías. La solución recomendada, en ese caso, por AG Bell International es dejar un espacio entre la sala y la calle, algo así como una doble puerta que aísle de los sonidos no deseados.
Esta solución no siempre es aplicable, por lo que, en ese caso, se aconseja colocar materiales absorbentes del sonido, como telas, en ventanas y puertas.
Ruidos del interior
Son la mayoría, los más constantes y los que, en muchos casos, está en la mano del hostelero solucionar. Los ruidos por el choque e impacto de la vajilla al ser usada son muy comunes, y se pueden minimizar colocando materiales que absorban esos sonidos en cajones, estanterías y demás zonas de almacenaje.
¿Las sillas y mesas chirrían cuando las arrastran los clientes? La solución es tan sencilla como colocar unos protectores en las patas, para que se deslicen con suavidad.
El ruido de las conversaciones puede llevar al llamado “efecto café”, la situación descrita al principio de este artículo: que cada cliente eleve la voz por encima del otro, hasta que sea prácticamente imposible entender una charla. Una separación correcta de las mesas, así como un ambiente general del local poco ruidoso serán las claves para combatir ese efecto.
Para evitar que el ambiente general del local esté caracterizado por el ruido, controlar la música, la radio y la televisión es fundamental. Tratar de no conectar varios aparatos a la vez (por ejemplo, hilo musical y televisión), poner la televisión con subtítulos salvo en el caso de una retransmisión, controlar el volumen de la música… pequeños gestos que harán de tu local uno más agradable, acústicamente hablando.
Los ruidos generados por el trabajo y uso del local, como los procedentes de la cocina o de los cuartos de baño, son igualmente evitables. ¿Cómo? Insonorizando esos espacios con puertas y paneles específicos, o empleando materiales absorbentes, como maderas y telas.
Las plantas también tienen la capacidad de absorber el ruido, por lo que son un recurso económico y muy vistoso para disminuir la contaminación acústica del local. Además, sirven como elemento de decoración, llenan el espacio de vida y confieren al bar o restaurante ese aire de relax y naturaleza que se busca en un local sin ruidos molestos.
Pueden colocarse creando una suerte de barrera y funcionando, así, como un biombo separador de espacios. También sobre las propias mesas, para disminuir el ruido de las conversaciones, o en la entrada, para neutralizar los sonidos de la calle.
Siempre que se pueda, la recomendación general es aislar acústicamente el local con materiales especiales (si se trata de un local de nueva construcción o donde se planea una reforma, es algo a tener en cuenta) y detalles constructivos que limiten la entrada del sonido de la calle y que eviten que los ruidos generados por ascensores, electrodomésticos y demás utensilios perturben el ambiente del bar o restaurante.
Además, a veces basta con una sencilla señal o cartel que indique que se trata de un local libre de ruidos molestos o elevados para conseguir que, tanto la clientela como el personal, colaboren en este objetivo. Al fin y al cabo, como tantas otras cosas, esta es también una cuestión de actitud.
Un espacio con confort acústico facilita la conversación entre los clientes, especialmente entre aquellos con discapacidad auditiva
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