Nuevas tendencias en fast foods
La comida rápida también apuesta por productos más sanos y equilibrados y se reinventa en estas nuevas tendencias.
La forma de alimentarse —los hábitos, los ingredientes elegidos—es determinante para la salud, tanto física como mental: Está demostrado que hay una relación directa entre nutrición y estado de ánimo. Saberlo también es definitivo y crea en el consumidor una nueva conciencia acerca de la importancia de una nutrición adecuada.
El aumento del veganismo, el vegetarianismo, y otras formas de alimentación naturales y sostenibles, la tendencia al alza de los huertos urbanos, la alta demanda de productos orgánicos, la búsqueda de la sostenibilidad… Todos son signos de que la sociedad avanza hacia una alimentación más consciente. Que prefiere lo natural. Esta tendencia también tiene su eco en la comida rápida. El consumidor quiere más opciones y el mercado se las da.
La actualidad de la gastronomía y del mercado de la comida rápida en España da pistas sobre este fenómeno de acercamiento de la comida sana al concepto fast food. The Gourmet Journal, una de las publicaciones gastronómicas con más influencia en el país, ya ha puesto sobre la mesa los platos saludables y la comida rápida vegana como trending topic en 2019.
Redefiniendo la comida rápida: los datos apremian
Si hablamos de un cambio de tendencia en el consumo de comida rápida, no podemos dejar de apuntar a EEUU como claro ejemplo de este fenómeno. Porque es muy significativo que en la cuna (y casi el templo) de la fast food los restaurantes rodantes (las food trucks o puestos de comida rápida sobre ruedas) ofrezcan todo tipo de propuestas sanas, más allá de la consabida burger. Consumir comida rápida también puede traducirse ahora en cuidarse, eligiendo un “Donut vegano”, en lugar de uno industrial.
O en degustar elaboradísimas ensaladas y otras propuestas basadas en productos frescos y/o más equilibrados nutricionalmente.
Ya sea por las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca de la relación directa entre el aumento de consumo de comida rápida y el del Índice de Masa Corporal promedio, por los consejos de nutricionistas o por la creciente demanda de comida sana, la industria alimentaria está haciendo un esfuerzo por redefinir el concepto de comida rápida mediante el uso de productos más sanos, más equilibrados nutricionalmente y más naturales.
Desde Europa, además, se insta a que haya una mayor transparencia de cara al consumidor. Según el Reglamento 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor se establece como requisito indispensable mostrar en el etiquetado la información nutricional: valor energético, vitaminas y minerales, grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal. Todo en aras de una mayor transparencia y de proporcionar al usuario la información que necesita para decidir consumir o no ese producto. De hecho, así se refleja precisamente en el artículo 34 de dicho Reglamento:
“La presentación obligatoria de información nutricional en el envase debe ayudar a actuar en el ámbito de la educación del público sobre nutrición, como parte de la política de salud pública, la cual podría incluir recomendaciones científicas que contribuyan a la educación del público sobre nutrición y a tomar decisiones con conocimiento de causa”.
La aplicación de este Reglamento, además de obligatoria, resulta más que necesaria, teniendo en cuenta que en España existen —según informa el Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (Codinucova)— 9.254.100 de personas que sufren enfermedades relacionadas con la alimentación, tales como hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia (colesterol alto) e intolerancia al gluten.
Restaurantes Fast-Casual: ¿qué ofrecen?
Siendo conscientes de toda esta información y buscando atender esa demanda creciente del consumidor, los restaurantes de comida rápida toman nota y acogen nuevas tendencias. Prueba de ello son los restaurantes Fast-Casual. Esto es: locales de comida rápida (autoservicio, utensilios de usar y tirar) en los que sigue primando la rapidez en el servicio pero no en detrimento del valor nutricional. Nacieron en EEUU, en la década de los 90 y como competencia directa de los locales de fast food, imprimiendo un cambio evidente en la forma de comer rápidamente.
La propuesta ha tardado más en llegar a España, pero ya se está implantando a través de franquicias como Tierra Burrito Bar, con una decena de locales en Madrid. Su leitmotiv no deja lugar a dudas: “Basta ya de comida basura solo por el hecho de ser comida rápida. Comer bien y llenarte no está reñido con cuidarte, y con nosotros eso es posible”. ¿Cómo lo hacen? Usando solo productos frescos que reciben a diario y optando en la medida de lo posible por los de productores locales.
Otra opción de comida rápida saludable es FrescCo, que se implantó en Barcelona y ya se ha extendido a Madrid, Sevilla, Valencia y Salamanca. Sus locales han cambiado el concepto de buffet libre al sustituir todos esos habituales fritos por un menú que se apoya en gran medida en las ensaladas (el cliente puede elegir para ellas hasta 30 ingredientes) y en las carnes y pescados al grill; una opción mucho más saludable que otros procesos culinarios. El secreto de su éxito: elegir alimentos de temporada y siempre frescos.
Es algo que comparten todos estos restaurantes Fast-casual: elaboraciones basadas en productos más saludables, con especial predilección por los frescos. Pero ante todo, la premisa principal es ofrecer comida de calidad, de forma rápida, “bonita” (se cuida mucho el emplatado y la estética del plato) y barata (a precios más asequibles que en un restaurante al uso). Lanzar un mensaje ecológico es también parte del objetivo. Porque usar productos frescos es más sostenible que optar por los de producción industrial, tan presentes en los restaurantes de comida rápida “tradicionales”.
El término fast no se pierde en el experimento: ante todo, se trata de dar un servicio a un target muy concreto, el que come en la pausa del trabajo o, simplemente, por el motivo que sea, no puede dedicar más de 30 minutos de tiempo a esa comida. El plus está en el plato y también en el local: se esfuerzan por crear un ambiente muy cuidado.
Hacia un producto 100% orgánico
Ser más sostenible y amigable con el medio ambiente también es tendencia. Lo hacen cada vez más consumidores al llenar su cesta (comprando a granel, por ejemplo). Y los restaurantes, optando por productos orgánicos; es decir, de producción ecológica, sin pesticidas.
Este concepto ya está más que implantado en EEUU, donde es posible disfrutar de hamburguesas orgánicas, de burritos, nuggets, wraps y todas esas comidas que hasta ahora se asociaban una alimentación poco saludable gracias a cadenas como Nic’s o The Organic Coup, la primera franquicia en obtener un certificado de ‘Comida rápida orgánica’.
A nuestro país empieza a llegar gracias a iniciativas como Kastami’s. Este restaurante gallego tiene el honor de ser el primer local de comida rápida 100% orgánica y cuenta con opciones veganas e incluso paleo. Solo utilizan alimentos ecológicos certificados y su carta está desarrollada por nutricionistas. Se basan en la fusión (su cocina es una mezcla de cocinas del mundo) pero independientemente del origen del plato, cualquier elaboración de Kastami’s debe cumplir un requisito: no contener productos procesados ni refinados.
Comer sostenible está de moda. Al menos eso afirma The Gourmet Journal, en relación a lo que serán las nuevas tendencias en gastronomía durante este año. Una mayor atención al producto y más vegetales que carne es ‘lo que se lleva’ en este 2019.
La sostenibilidad también pasa por elegir productos de kilómetro 0, como bien saben algunos restaurantes, algunos con estrella (o estrellas) Michelín. Al comprar a proveedores locales se reduce el tiempo de transporte al mínimo, con lo que disminuye drásticamente la emisión de CO2 a la atmósfera. Se aprovechan los recursos de la zona y se apoya la economía local.
Las phat fats y otras tendencias saludables
El sector de la alimentación dice sí a las grasas; a las grasas saludables. Es la definición que se esconde tras este término anglosajón. Lo que se traduce en un esfuerzo por desechar las grasas trans y utilizar solo grasas “buenas”. Es decir, las grasas insaturadas —monoinsaturadas y poliinsaturadas— como las del pescado azul, los aguacates, la margarina, y algunos aceites de origen vegetal (como el de girasol).
También dice sí al picoteo. Pero a uno muy sano. Las patatas fritas y los cacahuetes se ven desplazados por unos snacks 100% vegetales: hechos a base de guisantes, edamame (vainas de soja), kale, etc. Los hay incluso marinos, como los de alga nori tostada que comercializa la marca Clearspring.
Las tendencias saludables se dejan notar también en la sección de coctelería: menos azúcar y sobre todo cero alcohol para esos mocktails, en los que pueden hacer acto de presencia ingredientes tan sorprendentes como té kukicha, jengibre, arándanos y todo tipo de opciones vegetales.
“La sociedad avanza hacia una alimentación más consciente. Que prefiere lo natural. Esta tendencia también tiene su eco en la comida rápida"
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