Turismo gastronómico o gastroturismo: qué es y cómo aprovecharlo en tu bar o restaurante

Es posible que hayas oído hablar de este término, “turismo gastronómico” o del “gastroturismo”, ambos conceptos que aluden a una rama de la actividad turística en concreto y cuyas características tratamos en este artículo. En las últimas décadas, y especialmente en un país como España, enormemente turístico y con una gastronomía reconocida internacionalmente, el uso de este concepto ha crecido continuadamente.

El turismo gastronómico ha pasado de ser una tendencia dentro del mundo del viaje a consolidarse como un nicho de mercado de enorme interés y que, además, tiene la capacidad de generar impacto económico no solo en sector terciario, en la hostelería y el sector hotelero, también en los sectores primario y secundario. ¡Vamos a ver cómo!

Qué es el turismo gastronómico

A la hora de perfilar el concepto de turismo gastronómico tomamos referencia de la definición que propone el Comité de Turismo y Competitividad (CTC) de la Organización Mundial del Turismo (OMT), que lo entiende como “como un tipo de actividad turística que se caracteriza por el hecho de que la experiencia del visitante cuando viaja está vinculada con la comida y con productos y actividades afines. Además de experiencias gastronómicas auténticas, tradicionales o innovadoras, el turismo gastronómico puede implicar también otras actividades afines tales como la visita a productores locales, la participación en festivales gastronómicos y la asistencia a clases de cocina.”

Observamos que, al hablar de gastroturismo, lo que motiva un viaje es el descubrimiento no solo de un lugar, sino de su cultura gastronómica y culinaria, la riqueza o variedad de su alimentación y su cocina, el conocimiento y apreciación de técnicas culinarias diversas, los usos y costumbres en la producción de alimentos y bebidas, su consumo, las últimas tendencias o modas que la han marcado… que varían tantísimo de país en país y, dentro de estos, cambian en cada región o unidad territorial.

Nos referimos a la cultura gastronómica y culinaria como foco de atracción en un sentido muy amplio, que abarca no solo el mundo de la restauración y la oferta gastronómica centrada en la comida, también se encuentran dentro del foco de interés del viajero las bebidas sus métodos de elaboración, la producción de las materias primas que después se emplean para elaborar, etc.  

De hecho el Comité de Turismo y Competitividad (CTC) de la OMT cuya definición tomábamos como punto de partida, puntualiza y diferencia otro concepto que deriva del turismo gastronómico centrado en el vino y que conocemos como “enoturismo”, entendido como “un subtipo de turismo gastronómico consiste en el turismo que tiene por propósito visitar viñedos y bodegas, realizar catas, y consumir o comprar vino, a menudo en el lugar en que se elabora o en sus cercanías”, marcando una diferencia entre ambos conceptos”.

De tal manera, hablamos de turismo gastronómico como una rama del turismo que comprende la gastronomía como pieza clave de la cultura de un territorio y la trata y muestra como tal. El interés gastronómico del territorio es precisamente lo que puede jugar un papel decisivo para el turista o viajero a la hora de decidir un destino y, en este sentido, España ocupa un lugar importante para quienes buscan combinar un buen nivel gastronómico con otras cuestiones a valorar, como el clima, la seguridad, las conexiones o la oferta general de cultural y de ocio.

Esta rama del turismo permite, además, generar impacto en todos los sectores económicos, pues tiene contacto con el sector primario (visitas y actividades, implicación en las tareas del sector agroalimentario… puesta en valor de la materia prima, del proceso de cría, recolección…), el sector secundario (procesamiento y elaboración de productos artesanos o de la industria alimentaria) y el sector terciario (mercados, tiendas, restauración y hostelería, hotelería, etc.) y admite todos los tipos de cocina como polos de interés (desde conocer la cocina popular de un pueblo hasta la alta cocina de un país o región).

Formatos y ejemplos de turismo gastronómico

El turismo gastronómico existe y se materializa en muchos tipos de viaje, de actividad, de visita… en función del motivo o motivos que justifiquen la visita. ¡Vamos a dar un vistazo a algunas de sus posibilidades!

• Jornadas temáticas centradas en un producto o familia de productos.
• Viajes de diferente duración: una jornada, un fin de semana, una semana…
• Ferias de producto gastronómico.
• Festivales que incluyan un apartado gastronómico o sean exclusivamente gastronómicas.
• Tours con diferentes visitas: en una región, una ciudad, una zona rural, una zona vinícola, un país… escalable a todos los niveles de territorio.
• Exposiciones relacionadas con la cultura gastronómica o del sector agroalimentario.
• Clases de cocina de las que llevarse un aprendizaje, conocer recetas que de otra forma no se hubieran practicado.
• Compra de productos (alimentos ya producidos, bebidas, materias primas) en el lugar que se visita.
• Visita a bodegas (todo tipo de vinos, en todas las regiones vinícolas) o sidrerías.
• Visita a almazaras (en zonas en la que la producción de aceite de oliva es clave para la economía del territorio).
• Visita a restaurantes de alta cocina cuyo atractivo es el nivel gastronómico elevado de la propuesta y la experiencia que ofrece un lugar en concreto (algunos de ellos tienen propuesta hotelera propia).
• Visita a restaurantes que practican otro tipo de cocina (tradicional, regional, internacional, de producto, de temporada…) que resulta el visitante quiere conocer.
• Visita a otro tipo de establecimientos: chigres, tascas, casas de comidas, bares, coctelerías, etc. en las que probar otro tipo de elaboraciones.
• Visita a otro tipo de explotaciones de sector primario (ganadero, pesquero, agrícola).
• Visita a otros centros de producción de un producto o familia de productos (tostaderos de café, chocolaterías, panaderías, pastelerías, …).
  
  

Consejos para que tu negocio se beneficie del turismo gastronómico

• Si cocinas empleando marcas o sellos de garantía (leche, carne, legumbres, aceites, verduras, etc.) de tu territorio o los ofreces (quesos, embutidos, comunícalo, vinos, etc.) son uno de los reclamos en este sentido, si cocinas con ellos u ofreces productos con DO, IGP, etc. este debe ser uno de los reclamos de tu oferta.
• Contacta con las entidades, empresas, instituciones u organismos que organicen las visitas turísticas del pueblo, ciudad, provincia, comunidad… para que tengan en cuenta el establecimiento a la hora de recomendar opciones al turista, incluirlo en guías, recetarios, etc.
• Trabaja alianzas con negocios cercanos. Si está próximo a un lugar de interés (quesería, bodega, panadería, granja…), posibilidad de comunicar en ese mismo lugar sobre tu oferta, de hacer un descuento si presentan la entrada de un museo/bodega/actividad cercana…
• Participa, siempre que puedas y tu oferta te lo permita, en las rutas o jornadas que se convoquen dedicadas a mostrar la gastronomía y promocionarla, tanto para el cliente local como para el visitante.
• Es imprescindible una buena comunicación de la oferta, tanto online como offline, siempre que esté relacionada con el territorio o el motivo que ha hecho al cliente desplazarse y viajar hasta ese lugar.
• Muchas veces las cocinas y elaboraciones regionales o locales están relacionadas con formas muy concretas de cocinar: muéstralas, ponlas en valor y explícalas al cliente.
• Subrayar el mensaje de apoyo a la economía local, la proximidad de tu materia prima, la perpetuación de un saber hacer que pertenezca al territorio… (siempre que encaje con tu oferta, claro) especialmente importante en zonas despobladas en las que este tipo de turismo puede ejercer de palanca de activación de diferentes sectores económicos.
• Crea alianzas con guías turísticos que puedan derivar a sus clientes a tu negocio o recomendarlo.
• Amplia la historia del lugar con información al alcance del cliente, da valor a la historia del establecimiento como parte de la cultura de ese territorio.