El vidrio como solución para tener un negocio más sostenible

Hablamos mucho de reciclar y de la importancia de dar una segunda vida a los materiales que usamos. Y quizás ahí está la clave: elegir las materias primas y productos más adecuados para el día a día de nuestro negocio. ¿Un caballo ganador? El vidrio.

Es un viejo amigo de la hostelería: según datos de Ecovidrio, este sector genera el 52 % de los residuos de envases de vidrio de un solo uso. La versatilidad y la inocuidad son dos de las razones por las que este material es tan empleado en los bares, cafeterías y restaurantes, pero no son las únicas. Te explicamos las principales ventajas de este material y por qué debes apostar más que nunca por él.

Mantiene el sabor y olor de los alimentos

El vidrio es un material inerte, es decir, no reacciona física o químicamente con el entorno o el contenido. Por tanto, mantiene a la perfección el sabor y el aroma de los alimentos y las bebidas, algo fundamental para ofrecer el mejor servicio y producto a los clientes.

Tiene mil y una vidas

No hablamos de reciclaje (por ahora), sino de que un mismo envase de vidrio, ya sea una botella, un vaso o un tarro, se puede usar de muchas maneras: versatilidad es su apellido. ¿Un ejemplo? La extendida tendencia de servir aperitivos en tarros, para dar un nuevo uso a esos recipientes.

Para hacer nuestra propuesta más sostenible (y conquistar así a los clientes más comprometidos con el medioambiente), también podemos apoyarnos en otros utensilios ecológicos, como los clásicos palillos, pajitas compostables o reutilizables para ciertas bebidas o servilletas de tela.

Es retornable

Este es un proceso que el sector tiene totalmente interiorizado y estandarizado. ¿A qué hostelero no le ha tocado alguna vez retornar las botellas? Al continuar con esta “tradición”, nos aseguramos de que estos recipientes vuelven a tener la utilidad para la que fueron concebidos y no son enviados, tras un solo uso, al contenedor verde.

Además, gracias al compromiso con la sostenibilidad de Mahou San Miguel, nos podremos asegurar de que todas las botellas de vidrio de nuestras marcas tienen su correspondiente recogida y procesamiento para asegurar sus infinitas vidas. Fácil, rápido y, por supuesto, muy sostenible.

Es infinitamente reciclable

Es una de sus propiedades básicas. Aunque lo ideal es retornar siempre las botellas de vidrio y agua que utilicemos, por medio del procedimiento adecuado, el vidrio se puede reciclar sin límite y sin perder calidad. De ahí la importancia de contar con un contenedor de reciclaje de vidrio propio (existen soluciones a medida para los establecimientos hosteleros) o de tener localizado el más cercano.

Este es uno de esos gestos sencillos que significan mucho, pero es importante tener en cuenta que no todos los recipientes transparentes están fabricados con este material y, por tanto, no todos pueden ir a parar al mismo contenedor.

Frascos, tarros, botellas y aquellos vasos que sean 100% vidrio son los únicos que pueden ir al contenedor verde. Las copas de cristal o las bombillas deben ir al punto limpio. Aunque, si quieres conocer al detalle cómo reciclar los residuos en hostelería, puedes consultar todo lo que te contamos en esta infografía.

Aquello de que reciclar vidrio es más sostenible no es solo un decir, sino que tiene múltiples beneficios para el planeta. Por un lado, reduce el total de residuos generados y la contaminación del entorno. Además, el vidrio reciclado necesita hasta un 20% menos de energía para su fabricación que el vidrio “nuevo”: esto se traduce en un ahorro de combustible y en menos emisiones de CO2.

Por último, reciclar vidrio evita el agotamiento de los recursos naturales, pues no implica extraer de la naturaleza nueva arena, sosa o caliza.

Es resistente... y una inversión a largo plazo

El vidrio, pese a que nos pueda resultar frágil por su aspecto, es un material muy resistente, todo un requisito cuando hablamos de un bar o restaurante. Muchos hosteleros buscan ser pragmáticos a la hora de elegir su vajilla y menaje y, por eso, eligen piezas de vidrio aptas para el lavavajillas y destinadas a vivir mil vidas.

Además, el vidrio es una inversión a largo plazo, dada su resistencia. Sí, el desembolso inicial puede ser mayor, pero el tiempo nos dará la razón: apostar por materiales de larga duración no es solo una cuestión de sostenibilidad, sino también de rentabilidad.

Claves para diferenciar vidrio y cristal

Aunque siempre hay margen de mejora, lo cierto es que el vidrio es uno de los materiales a los que más nuevas vidas se le dan: su tasa de reciclaje es del 77 %, solo superada por la del aluminio (95 %). 

Quizá uno de los puntos en los que trabajar es la correcta identificación de este material, pues podríamos decir que “no es vidrio todo lo que reluce y transparenta”. Una de las confusiones más comunes pasa por considerar que vidrio y cristal son lo mismo, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, mientras que el primero es totalmente reciclable, el segundo no lo es. ¿Cómo distinguirlos? Aquí van cinco claves.

1. La superficie del cristal es más lisa, suave y redondeada; la del vidrio es algo más áspera.
2. Al mirar un cristal a contraluz, lo veremos brillar e incluso con destellos “de arcoíris”, algo que no ocurre con el vidrio.
3. El grado de transparencia del cristal es mucho mayor.
4. El grosor del cristal es mucho menor y su peso es mayor.
5. Al golpear ligeramente, el sonido del cristal será largo y con matices, mientras que el del vidrio será corto y seco.

Una vez tengamos claro ante qué material estamos, debemos dar el siguiente paso: llevar solo el vidrio al contenedor verde y trasladar el cristal al punto limpio o al contenedor destinado a todos los residuos.