Controla las tareas de limpieza, son más importantes que nunca
Cómo gestionar las tareas de higiene del local sin interferir en la atención al cliente
La gestión horaria de un local puede resultar complicada ahora que la limpieza y la higiene han pasado a ocupar un tiempo muy valioso de nuestras jornadas. Controlar cómo y cuándo se realizan las tareas de limpieza es ahora más importante que nunca, especialmente a la hora de no interferir en la atención al cliente. Combinando limpieza y desinfección con un trato excelente.
Determinar la frecuencia con la que limpiamos el local
A la hora de gestionar la limpieza de un local el primer punto es dividir el mismo en zonas para determinar cada cuánto habrá que limpiarlas. Baños y cocinas tendrán una frecuencia de limpieza mayor que el suelo o el almacén, de modo que no es posible determinar una ‘hora para limpiar’ todo el establecimiento, sino que el horario dependerá del uso y la higiene necesaria.
¿Cada cuánto higienizar los baños?
Habrán de ser limpiados tras cada uso, pero también habrá que disponer varios horarios a lo largo del día para realizar una desinfección en profundidad, quizá aprovechando aquellos momentos en los que la clientela sea menor.
¿Cada cuánto fregar las cocinas?
Además de la limpieza continua de superficies y utensilios tras cada uso, conviene establecer al menos dos horas para limpiar a fondo. Podemos aprovechar el cierre de la cocina después del desayuno, a media tarde y tras la cena.
¿Cada cuánto limpiar la barra, las mesas o las sillas?
Es necesario limpiar estos espacios a fondo un par de veces al día, y por tanto determinar las horas de menor afluencia de clientes en cada zona para poder trabajar sin molestarlos. Por descontado, también las limpiaremos antes de que sean ocupadas por los clientes.
¿Cada cuánto barrer y fregar el suelo?
El suelo es el gran atractor de suciedad, dado que esta le cae desde todas las superficies cercanas. Aunque no solemos tocarlo con las manos, limpiarlo a fondo un par de veces al día es imprescindible, además de cuando luzca sucio.
Cómo organizar un planning de limpieza del local
Una vez que sabemos cada cuánto hay que limpiar cada superficie o área del local, y a qué hora lo haremos de forma que no molestemos a los clientes, hay dos puntos importantes a considerar:
1. Establecer un horario diario determinado pero flexible
Dar cierto margen para terminar las tareas del día es clave a la hora de poder llevarlas a cabo. Así, por ejemplo, aunque tengamos apuntado que el suelo se friega a diario a las 12:00h, es coherente retrasarlo a las 13:00h si el local tiene clientes a los que podamos molestar. Hay que permitir cierta flexibilidad.
2. Determinar un responsable de la limpieza
Uno de los fallos más comunes en gestión de tareas es la falta de asignación de las mismas. Las tareas pasan a ser “cosas que hay que hacer” pero que se van dejando porque no son responsabilidad de nadie en concreto. Asignar cada tarea a una persona, o cada día a una persona, es un factor indispensable para que en este caso la higiene se lleve al día y de forma ordenada.
El planning diario, a la vista para los empleados
Este planning diario, que puede consistir en algo tan sencillo como una lista escrita a bolígrafo sobre papel, se parece mucho a la hoja de firmas por horas que vemos tras la puerta de los baños públicos. Aunque no es necesario que esté a la vista, tampoco está de más que el cliente vea la firma y hora junto a cada tarea de limpieza y desinfección del local.
Lo ideal es organizarla de forma tal que se vea a qué hora se va a limpiar una determinada zona y quién es el responsable de hacerlo:
09:00h - 11:00h Baños José Luís
De esta forma será fácil visualizar de una sola pasada qué tareas quedan por hacer y quién debe encargarse de ellas. Y lo mismo puede ser aplicado a tareas que no sean diarias.
Gestión semanal y mensual de tareas
Además de las tareas que se realizan día a día, también habrá otras de carácter semanal o mensual. Por ejemplo, fregar la acera o el área de la terraza, limpiar a fondo la bodega, o fregar las cámaras frigoríficas. Son tareas menos frecuentes pero que pueden absorber mucho tiempo. De modo que conviene que estén en la agenda para contar con ese tiempo y poder gestionarlo.
Para ellas una solución puede ser la agenda mensual. Básicamente, la idea es la misma que la del planning diario, pero con días en lugar de horas. Y, de nuevo, es aconsejable permitir cierta flexibilidad. Por ejemplo, dado que no es necesario fregar a fondo el área de la terraza a diario, es lógico que una tarea del lunes pase al martes, o viceversa.
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