Reducción de jornada: qué sabemos y cómo afectaría a la hostelería

Ya sea analógica o virtual no hay conversación entre hosteleros en la que no esté saliendo a relucir la reducción de la jornada laboral. El tema preocupa al sector, ya que somos establecimientos que debemos ajustar periodos de facturación con periodos de gasto, es decir, ingresamos dinero cuando estamos abiertos y estar abierto conlleva tener personal. Si el horario de ese personal se reduce por ley, pudiera ser que el hostelero se viera abocado a reducir su horario de apertura comercial y, por lo tanto, sus ingresos.

En este artículo queremos poner en claro cómo está la situación a día de hoy y qué pasaría si se redujera la jornada laboral.

¿En qué consiste la reducción de la jornada laboral?

En la actualidad, y de manera genérica, la jornada laboral semanal está fijada en 40 horas. Fue en 1983 cuando se fijó esa cifra, lo cual fue el culmen de los logros del movimiento sindical en los albores de la democracia. Han pasado 42 años y, para los defensores de la reducción de jornada, ya es hora de que se vuelva a revisar.

Esos mismos defensores argumentan que la estructura económica de España ha cambiado significativamente en esas cuatro décadas y que trabajando menos horas se podría ser igual de productivo gracias a los avances en la mecanización, la industrialización y la digitalización. Lo que vienen a querer decir es que las empresas están obteniendo un beneficio muy amplio de cada hora del trabajador ya que esas horas cunden ahora mucho más que antes.

¿Cuándo entraría en vigor la reducción de la jornada laboral?

Actualmente, hay un acuerdo firmado entre el Ministerio de Trabajo y los sindicatos. Falta el apoyo de la patronal, esa misma falta de apoyo es la que puede hacer que la ley no sea aprobada en el Congreso cuando llegue el momento de someterla a votación.

Viendo la situación, nos atrevemos a decir que entrará en vigor para 2026, aunque la política es impredecible.

¿Cómo se aplicará la reducción de la jornada laboral?

Os adelanto que todavía no hay un texto legal definido, así que todo esto puede llegar a cambiarse en la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos (donde se reunirán los Ministerios de Trabajo, Hacienda y Economía), en el Consejo de Ministros o en el propio trámite parlamentario.

Pero según dice el documento de consulta pública realizado por el Ministerio de Trabajo, el objetivo es “establecer una reducción de la jornada máxima legal semanal de jornada semanal (en promedio anual) de 40 a 37,5”.

Unido a esto, el Ministerio de Trabajo establece dos objetivos más. El primero de ellos puede llegar a ser bastante significativo para nuestro sector y será “la consecución de un sistema de registro de jornada realmente eficaz, presidido por los principios de objetividad, fiabilidad y accesibilidad e interoperatividad. Que sea accesible a cada persona trabajadora de modo automático y a la representación de las personas trabajadoras y a la ITSS (en estos dos últimos casos también de modo remoto)”. O lo que es lo mismo, si se aprueba esta norma, todos los bares y restaurantes de nuestro país tendrán que instalar un sistema de fichaje eficaz, objetivo y accesible en remoto por parte de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. Es decir, se acabó eso de que los empleados registren su jornada firmando en un papel.

Así que lo que sabemos es que el cómputo de horas será mediante un promedio anual y que el control se llevará a cabo por medios digitales, lo cual, claramente, conllevará un gasto extra al sector para implantar esa solución digital de fichaje con las características requeridas por la ley.

¿Cómo afectaría a la hostelería la reforma laboral?

Pues para cierta parte de la hostelería va a ser dramático y para otra parte del sector, será una normal relativamente fácil de cumplir.

Los hosteleros que se van a ver más afectados son los que tienen poco personal (por lo tanto, su capacidad de reemplazar empleados para cubrir esa media hora menos de trabajo al día será menor), los que abren muchas horas, los que ya no están cumpliendo con la regulación actual de las 40 horas (porque van a ver drásticamente reducidas sus horas de mano de obra disponible) y los que tienen procesos de trabajo poco eficientes.

Y esa es la gran cuestión de nuestro sector. Si me preguntáis si el sector está preparado para la reducción de jornada, mi respuesta es que no. Durante décadas los empleados han echado muchísimas horas en los bares y restaurantes, el coste por hora de la mano de obra era bajísimo, y lo que sucede cuando el coste de mano de obra es bajísimo es que no se dedica esfuerzo (ni mental ni económico) a mejorar procesos.

Gran parte de la hostelería independiente española está como en 1983. Poquísimos procesos se han mejorado. La mayoría sigue tomando la comanda con un cuaderno multicopia, haciendo los pedidos por teléfono o apuntando las reservas en un libro de reservas. Por lo tanto, el impacto para esa parte del sector va a ser enorme. El gran reto al que se enfrenta el sector es el de dar el mismo (o mejor) servicio necesitando menos personas, es decir, ser más eficiente.

El otro gran reto es el realizar el análisis de rentabilidad. Nueve de cada diez hosteleros independientes no tienen cuenta de resultados de sus bares o restaurantes. El dato es escalofriante. Sin embargo, para poder ser eficiente y optimizar la masa laboral de un restaurante, lo que se debe analizar es la rentabilidad de los tramos horarios y de los días de apertura.

Ahora que hay menos personal disponible, que el personal va a trabajar menos horas y que el personal es más caro (subida de sueldos y subida de cotizaciones) el hostelero ya no puede abrir por abrir. Durante años, como el personal era barato, se abría muchas horas porque “algo venderemos”, pero ahora puede ser que muchas de esas franjas horarias o días de la semana o meses del año en los que antes se abría por facturar algo no sean rentables para el restaurante.

Y ¿quién no va a sufrir tanto con la reducción de la jornada laboral? Los grupos de restaurantes. Esto es debido a que los grupos de restaurantes, la llamada restauración organizada, tiene muy definidos sus procesos y su grado de digitalización es enorme. Además, su capacidad para analizar datos y rentabilidades hace que puedan ser más rápidos a la hora de tomar decisiones económicas y de gestión.


En un restaurante de una cadena, cada empleado sabe lo que tiene que hacer, los tiempos están medidos y sus tareas están explicadas en manuales y son comprobadas mediante sistemas de checklist. Además, cada local suele tener un número de empleados elevado, de manera que les resultará más sencillo compensar la media hora diaria de reducción de jornada.

Estos son los dos grandes retos a los que se enfrenta la hostería con la reducción de la jornada laboral: eficiencia y gestión. Sin ambos, el sector de los bares y restaurantes independientes puede sufrir mucho.